Como buen corresponsal queosfollense, me apreté la correa del casco, me desabroché el cinturón y quité el seguro. Sí, acepté el encargo, pero en el fondo lo necesitaba. Ha sido un sacrificio, pero todos tenemos un punto sadomasoquista que, muy de vez en cuando, pincha y te obliga a decir cosas. Además, el encargo me permitiría desconectar de esta puta mierda de conexión massmierda. Bueno, pues he aquí mi crónica:
En Ibiza no sólo hay cristal y mojitos.
Pero es volver a esta mierda de hormigón pepero (aunque allí también tienden al hormigón pepero-alemán, this is spain, my friends -esto es españa amigos) y conectarme y volver a odiar como nunca. Que putas ganas de freirle los huevos al Pau Dones, cuantas pollas ha mamado para tener una promoción tan playback-cansina... ya se que se la mama a las discográficas llamándonos ladrones pero... ostia que ganas de...
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